13.11.06

Maniobras 1


Me he dormido en el metro intentando leer el capítulo "Maniobras 1" del manual de la autoescuela. Se me cerraban los ojos al parpadeo de cómo sacar el brazo izquierdo por la ventanilla y colocar la palma así o asá para decir que vas ALLÍ. A ese sitio donde me busco, soy consciente, no me encuentro y estoy dentro de otra persona que, al final de mi razonamiento, termino siendo yo. Pero una yo ajena y difusa. Una yo de la tele, una extraña que me parece hasta entrañable.

Me desperté cuando un carrito de bebé me aplastó el pie. Y esa niña o lo que viniese siendo (diremos que una niña por abreviar), porque hay edades en las que esos engendros aún no están definidos, me miraba con cara malévola mientras bebía de su biberón. Manteniendo las distancias, me resultaba hasta simpática. Le toqué la cabeza y tenía ricitos como de otro país, poco suaves, poco pelo, pelo de bebé. Y su madre, ajena, hablaba con otra madre (de un niño rubio y gritón) de las ocasiones en una tienda de menaje del hogar. Y eran de otro sitio, uno de esos en los que las mujeres llevan pañuelo para taparse el pelo.

A veces me pongo tierna y me jode, no me reconozco. En lugar de centrarme en la entretenida disertación de mi libro, le hice cosquillas en la tripita al monstruo bebé. Y le hacía gracia a la condenada. Se estropeó el tren, nos quedamos parados. Aunque en realidad lo estábamos desde que nos montamos en el vagón. ¿Acaso tú te mueves... o te mueven? Niña diabólica. Esa belleza tierna e inocente tiraba el biberón al suelo y, después de recogerlo, volvía a chuparlo. Sucio. No hay nada menos higiénico que un niño inconsciente e inexperto. Se quitó un zapato. La enseñé a bajar la cremallera de su mini bota (para un mini pie) para volver a ponérselo. Y me sonreía como si se enterase de algo, menuda actriz, qué talento. Ojalá pudiese volver a ese momento de la evolución en el que que un extraño te enseñe a aplaudir te haga gracia.

Me bajé en la parada de todos los días mientras la niña-niño-monstruo-bebé me decía adiós con la mano.

Llevo muchos días reposando, como los buenos vinos o los jamones de jabugo. Haciendo una comparación, me siento como el aceite en gotitas que busca reunirse en un todo aceitoso flotando en agua. Con la luz atravesándome más despacio, más pesada, más lenta. Más espesa. Intentando contruirme alrededor un huevo de luz.

Y que suene super místico cuando digo todo esto.

5 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

qué derroche de ternura...

13/11/06 22:09  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Hola Vanne! Seguro que te doy una sorpresa cuando leas este comentario (me ha sorprendido hasta a mi mismo), si es que alguna vez lees los comentarios... Nada, hoy me he decidido a romper ese miedo estúpido a hacer comentarios (creo que es por una buena causa). Hace tiempo que tenía ganas de mandar correos (tanto a ti como al resto de la gente), pero como no me gustan mandar correos de esos que se los mandas a todo el mundo y soy demasiado perezoso para escribir pues ya llevo aquí casi dos meses y no doy señales de vida... Pues nada decirte que continuo con vida (todavía no me he convertido en estatua de hielo), que la verdad es que me va muy bien por aquí (no tengo tanta fiesta como los franchutes pero no me quejo) y que todo en Helsinki es un pequeño reto para mi desde el idioma hasta conocer a nueva peña (quien lo daría).
A ver si encuentro tiempo y te cuento más cosas que tan poco es plan de saturar el cuadro de los comentarios...
Bueno, supongo que ahora toca decirte lo mucho que me ha gustado el texto y lo original y fresco (como Finlandia) que es tu blog pero bueno creo que eso ya te lo dije cuando estaba en España, así que decírtelo de nuevo seria hacerte la pelota.
Un abrazo y cuídate mucho niña.

15/11/06 00:22  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Vaya... El último párrafo hizo que en mi cabeza sonase Royksopp; cuando lo oigo y cierro los ojos veo un montón de luz cegándome y un grupo de duendes golpeando despacito vasos de cristal más o menos llenos de un líquido luminiscente.

¿Es siempre la gota de aceite más grande la que absorbe a los demás? No, porque el mundo gira y remueve esa mezcla aceito-acuosa en la que vivimos, creando nuevas aglomeriaciones de aceite en las que tú tomas parte de una cosa u otra. Somos aceite.

15/11/06 16:00  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Yo soy el agua y tu eres el aceite. Puedes flotar encima mio y nunca te hundiras. Yo te sujetare.

UN ADMIRADOR.

16/11/06 22:43  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Hola soy tu anonima de hace un montón de tiempo.Hoy recordando tiempo atrás he visto a otro anonimo y me ha hecho gracia.La verdad que saber que aún hay gente constante, para mí han pasado siglos y esto me queda lejano, aunque fue hace unos meses cuando te escribía aquí, tanto pasado me abruma y me entristece.No sé donde me encuentro y si es aquí donde quiero quedarme

26/11/06 17:11  

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