Pocho

" Mis brazos serpentean en la oscuridad,
recuerdos hechos voces sostienen el sueño.
Doce meses sin tí y ninguno contigo,
suelo mirar las hojas que se casan con el suelo.

Despierta el despertador y sigo dormida,
soñé que mis sueños se cumplían en tí…
Por el simple hecho de pensarlo, simlemente
por quererte como quiere la noche al día.

La medianoche la ocupé con tus labios en mis manos,
llorando entera, de sexo a ojos; desde tu cercanía
bajo mis pupilas a las piedras ordenadas que nos separan.

Me ocupas bajo tierra y sobre el suelo,
en la sombra del sol y bajo la luna llena.
Me empeño en cosas pequeñas como tu cielo."

Miguel ha escrito esto y leyéndolo me he dado cuenta de que resume muy bien lo que yo he sentido durante un año. No sé si es el mejor momento para volver a ponerme sentimental: sinceramente, no creo que merezca la pena empezar de nuevo esa espiral en la que te escribía cosas que jamás pensaba decirte.

A lo mejor es que ya se me han acabado las palabras, se las ha tragado todas un apagón o el monstruo de las galletas. Sólo sé que me han hecho perder fuerza y el impulso y la valentía y lo más cerca que he estado de ti es para poder contemplarte como si fueses un cuadro. Y sé de sobra que no es ese tu caso.

No eres una cosa que yo pueda mirar. No eres algo inanimado, no eres un muñeco de cera, no eres lo que los demás dicen. No eres como yo imaginaba: desgraciadamente para mí, eres mejor incluso. Lo he intentado todo para olvidarte y sé que no hay nada que yo pueda hacer porque yo te he elegido y no te he elegido al mismo tiempo. Qué puedo hacer, cuál es la solución para mí si lo único que quiero es tener más días pares contigo...

Así que voy a ponerte un punto y aparte, ya no voy a intentarlo más. Esto, de maduro, se ha me ha quedado pocho.