13.6.06

Masa sin huesos


Si consiguiésemos movernos a velocidades próximas a la de la luz, los conceptos de distancia y tiempo cambiarían: dicen que el tiempo se dilata y la distancia se contrae. Nadie puede ir más rápido que la luz. Ni siquiera tú.

Así que desde este mundo donde la luz se aburre, yo no lo entiendo. Lo más parecido que se me ocurre es que el tiempo y la distancia son como el chicle o el blandiblú, pero a lo mejor más densos por ese rollo trascendental que me sale de la cabeza. Como una persona sin huesos.

Si asumimos que las medidas dependen de los sistemas de referencia, y si además estos pueden moverse relativamente... ¿quiere decir esto entonces que estamos condenados a no entendernos?

Como sistema de referencia que se mueve a velocidades no relativistas, tal que una abuela o una bicicleta, he de reconocer que aún no he encontrado el origen que me permita hacer la transformación inversa, es decir, encontrar el valor absoluto y universal de todos mis puntos.

¿Cuál es el valor, sobre todas las cosas, de mi tiempo?, ¿cuánto valen mi concepto de belleza, mi aburrimiento o mis ganas de verte desde el Origen?

Podemos comparar entre nosotros dos, ya lo sabes: seríamos dos sistemas encontrando su relación de transformación. Supongo que es un duro proceso encontrar todas las ecuaciones que nos relacionan, aún siendo consciente de que las mías son… incógnitas (pero en el sentido estricto, sin datos, ni variables, ni constantes para hacer cálculos. No podría tirarme de los pelos, ni odiar el día que esa persona decidió contar sus cabras con los dedos)

Quizá piensas en esos momentos en los que parece que el tiempo va más rápido o más despacio, o cuando el camino a casa se hace más corto que de costumbre y te gustaría seguir dando vueltas. Y que el tiempo y las distancias se dilaten: ojalá se hiciesen eternas.

O como cuando quiero contigo todas esas cosas que exigen ir a la velocidad de la luz…Ay, soy una masa sin huesos.